La polución generada por los neumáticos es tan alarmante como la de los motores, un aspecto poco conocido de los vehículos eléctricos

La polución generada por los neumáticos se ha convertido en un problema ambiental tan alarmante como la causada por los motores de los vehículos. Aunque el enfoque principal ha estado en las emisiones de escape, estudios recientes han revelado que ni siquiera los vehículos eléctricos están exentos de esta problemática. El desgaste de los neumáticos produce partículas contaminantes que constituyen una preocupación similar a la de los motores de combustión, destacando la urgente necesidad de abordar este aspecto frecuentemente ignorado de la contaminación vehicular.
La polución generada por los neumáticos es tan alarmante como la de los motores
En el mundo automovilístico, la atención se ha centrado principalmente en las emisiones de los motores de combustión, pero existe otro enemigo silencioso: los neumáticos. A pesar de las ventajas ambientales de los vehículos eléctricos, generan una cantidad significativa de contaminación debido al desgaste de sus neumáticos. Estos elementos, compuestos por complejas mezclas de materiales, se degradan y liberan partículas contaminantes en el medio ambiente, afectando tanto al aire como a la salud humana.
Componentes y desgaste de los neumáticos
Los neumáticos modernos son productos complejos. Están formados por un 19% de caucho natural y un 24% de caucho sintético, además de metal y otros materiales como el negro de humo, textil, óxido de zinc y azufre. Este cóctel de más de 100 compuestos químicos diferentes contribuye a que la degradación de los neumáticos libere partículas contaminantes en el aire.
El asfalto actúa como un rallador de queso para los neumáticos. Se estima que un automóvil pierde entre un cuarto de kilo y dos kilos de caucho al año, con una media mundial de 0,8 kg. Esta contaminación, a menudo ignorada, es tan grave como la de los motores, afectando no solo al medio ambiente, sino también teniendo implicaciones para la salud.
Vehículos eléctricos: un reto inesperado
Aunque los vehículos eléctricos son vistos como una solución al problema de la contaminación vehicular, presentan un reto inesperado. La capacidad de aceleración de los coches eléctricos es superior a la de los vehículos tradicionales, lo que provoca un mayor desgaste de los neumáticos. Algunas estimaciones sugieren que las emisiones de partículas no provenientes de los tubos de escape de los vehículos eléctricos pueden ser hasta cinco veces superiores a las de los vehículos de combustión interna.
Efectos sobre la salud y el medio ambiente
El impacto medioambiental de la polución generada por los neumáticos ha pasado desapercibido durante años. Sin embargo, estudios recientes señalan que estas partículas diminutas tienen consecuencias comparables a la contaminación por motores. Atrapadas en el aire, pueden causar problemas respiratorios y afectar gravemente la calidad del aire urbano.
Un grupo de expertos, que incluye ingenieros, ecólogos, médicos y analistas de la calidad del aire, destaca la necesidad de aumentar la inversión en la investigación sobre esta forma de contaminación. Su objetivo es comprender mejor los riesgos asociados y buscar soluciones que minimicen los impactos tanto en la salud humana como en el ecosistema.
Iniciativas para mitigar el problema
Proyectos como The Tyre Collective, una iniciativa de investigación del Royal College of Art y el Imperial College de Londres, buscan reducir el impacto ambiental de los neumáticos. Estas investigaciones pretenden encontrar formas innovadoras de recolectar y reutilizar las partículas desprendidas antes de que contaminen el medio ambiente.
En paralelo, fomentar el uso de transporte público y utilizar combustibles alternativos también podría contribuir a la disminución general de la contaminación vehicular.
La alarmante amenaza oculta de los neumáticos en la contaminación
La contaminación generada por los neumáticos es un problema ambiental que ha permanecido, en gran medida, en la sombra. A pesar de la atención que reciben las emisiones de los motores de combustión, especialmente en el contexto de la transición hacia un transporte más limpio, la significativa contribución de los neumáticos al problema se ha subestimado.
A medida que los vehículos eléctricos se vuelven más comunes, resulta alarmante descubrir que sus neumáticos pueden ser en algunos casos aún más contaminantes que los de combustión. Esto se debe a la aceleración más rápida de los coches eléctricos, lo que lleva a un mayor desgaste de los neumáticos y, por ende, a un aumento en la emisión de partículas de desgaste de neumáticos o TWP (Tyre Wear Particles).
Los neumáticos contienen una compleja mezcla de más de 100 compuestos químicos, incluyendo caucho natural, caucho sintético, tejidos y metales. Estos componentes, al entrar en contacto constante con el asfalto, liberan cantidades significativas de microplásticos y partículas contaminantes en el medio ambiente. Se estima que cada automóvil pierde entre 0,8 kg a 2 kg de caucho al año, que se dispersan en el aire y en el suelo, representando un riesgo tanto para el medio ambiente como para la salud humana.
Un creciente cuerpo de investigación, como el del proyecto The Tyre Collective, está tratando de mitigar este problema mediante el desarrollo de tecnologías para capturar estas partículas antes de su liberación al ambiente. Sin embargo, esta es solo una parte de la solución. Se requiere un esfuerzo concertado que incluya la innovación en materiales más sostenibles para la fabricación de neumáticos, así como políticas de gestión de residuos más efectivas.
En última instancia, la reducción de la contaminación de los neumáticos debe formar parte integral de las estrategias para reducir la huella ambiental del transporte, reconociendo que estos componentes de los automóviles son, de hecho, tan cruciales y peligrosos como los motores en la batalla por un futuro más limpio y saludable.